Burocracia
2 Comentarios Escrito por david el viernes, diciembre 23, 2005 a las 19:14 (Hora de Kazajstán/Almaty, UTC +6).Después de dos meses desde que empecé a tramitar el nuevo visado, después de mes y medio sin pasaporte, después de un mes desde que me caduco el visado, después de dos semanas desde que pagué para el nuevo visado, este miércoles volví a la oficina de mi universidad que tramita los visados (por cierto, el nombre de la “oficina” es mucho más pomposo: Факультет по работe с иностраннами студентами - Facultad para el trabajo con los estudiantes extranjeros) para recoger mi pasaporte. Pero… no estaba listo, porque la policía de inmigración decía que faltaba un documento.
Ya no podía esperar más porque mañana me voy a Taraz (una ciudad a unos 200 km. de Shymkent) a celebrar la Navidad y el domingo por la noche me voy a ver el Mar Aral y no quiero tener problemas en caso de que la policía me paré y me pida la documentación. Así que empecé a discutir con la gente de la “oficina” de los visados para conseguir mi visado lo antes posible.
Sin embargo, existe un gran problema en Kazajstán. Es el legado soviético y su burocracia, que son como unas montañas que tienes que escalar. Y en mi caso tenía un par de ocho miles.
El primero, la burocracia de mi universidad, yo soy un profesor de español que dependo de la jefa del departamento de inglés, está a su vez depende de la decana de la facultad de filología. Luego la oficina de los visados que tiene su propia estructura jerárquica. Y por encima de todos ellos, está el vice-rector de relaciones internacionales.
Y luego tenía que enfrentarme a otro Everest: la policía de inmigración.
Siguiendo con el símil sobre alpinismo, el miércoles estuve en los campos base de ambas montañas y explorando las mejores rutas de ascensión, pero mis intentos fueron infructuosos. Por eso el jueves, después de otros intentos vanos, decidí ir directamente a la cima y me reuní con el vice-rector de relaciones internacionales.
La mejor forma de subir la escalera burocrática, es saltándote unos cuantos escalones. A su vez, el vice-rector llamó al jefe de la policía de inmigración; según palabras de una chica de la oficina de tramitación de visados que me acompañaba: “un hombre de alto rango, mayor o coronel”. Y después de una larga conversación, el vice-rector me explicó el problema. Parecer ser que el gobierno de Kazajstán establece, dependiendo de las regiones, una cuota de extranjeros que pueden trabajar en los diferentes campos. Y resulta que en todos los puestos de profesores extranjeros están cubiertos (eh??!!!) y por lo tanto hay que hacer unos trámites (¿enchufes?, ¿sobornos?...) para entrar en la cuota. Pero el vice-rector me aseguró que no habría ningún problema y que iba a conseguir mi visado para hoy. Hoy la Embajada, que estaba al corriente del problema, también me ha llamado y me han dicho que estaba todo solucionado. Pero, el día se está terminado y sigo sin noticias de mi pasaporte…
Ya no podía esperar más porque mañana me voy a Taraz (una ciudad a unos 200 km. de Shymkent) a celebrar la Navidad y el domingo por la noche me voy a ver el Mar Aral y no quiero tener problemas en caso de que la policía me paré y me pida la documentación. Así que empecé a discutir con la gente de la “oficina” de los visados para conseguir mi visado lo antes posible.
Sin embargo, existe un gran problema en Kazajstán. Es el legado soviético y su burocracia, que son como unas montañas que tienes que escalar. Y en mi caso tenía un par de ocho miles.
El primero, la burocracia de mi universidad, yo soy un profesor de español que dependo de la jefa del departamento de inglés, está a su vez depende de la decana de la facultad de filología. Luego la oficina de los visados que tiene su propia estructura jerárquica. Y por encima de todos ellos, está el vice-rector de relaciones internacionales.
Y luego tenía que enfrentarme a otro Everest: la policía de inmigración.
Siguiendo con el símil sobre alpinismo, el miércoles estuve en los campos base de ambas montañas y explorando las mejores rutas de ascensión, pero mis intentos fueron infructuosos. Por eso el jueves, después de otros intentos vanos, decidí ir directamente a la cima y me reuní con el vice-rector de relaciones internacionales.
La mejor forma de subir la escalera burocrática, es saltándote unos cuantos escalones. A su vez, el vice-rector llamó al jefe de la policía de inmigración; según palabras de una chica de la oficina de tramitación de visados que me acompañaba: “un hombre de alto rango, mayor o coronel”. Y después de una larga conversación, el vice-rector me explicó el problema. Parecer ser que el gobierno de Kazajstán establece, dependiendo de las regiones, una cuota de extranjeros que pueden trabajar en los diferentes campos. Y resulta que en todos los puestos de profesores extranjeros están cubiertos (eh??!!!) y por lo tanto hay que hacer unos trámites (¿enchufes?, ¿sobornos?...) para entrar en la cuota. Pero el vice-rector me aseguró que no habría ningún problema y que iba a conseguir mi visado para hoy. Hoy la Embajada, que estaba al corriente del problema, también me ha llamado y me han dicho que estaba todo solucionado. Pero, el día se está terminado y sigo sin noticias de mi pasaporte…
ok, take it easy
feliz navidad y mil besos
belen
Hola David!!!
ultimamente no podía publicar comentarios en tu blog, pero era porque mi mente no funcionaba correctamente, no procesaba bien la informacion, es decir, no me enteraba de nada y no podia...
espero k lo pases muy bien estos dias!! y k te vamos a echar mucho de menos!!
espero k te acuerdes de mi cumple,yo te lo recuerdo, que si no me voy a enfadar
un super abrazo
otra vez belen