Sakura en Shymkent

Un mes y pico después vuelvo a escribir. Escribo desde mi casa en Miranda. Ha sido un mes de vacaciones, primero de viaje por China, Pakistán y Dubai.

El viaje estuvo lleno de anécdotas:
como la del taxista chino todo cabreado a la llegada a Urumqi cuando le pagamos en Tenges de Kazajstán,
o para entendernos con los chinos,
o el bus de Kashgar a Karakul con videos uzbecos, incluyendo esta versión de dos niños del Jiyda de Bojalar (aunque aún prefiero el remix, ATENCIÓN AL VIDEO),
o yo, utilizando las 20 palabras que sé en kazajo, para comunicarme con unos kirguisos en el Lago Karakul y los tíos flipando,
o bebiendo con unos japoneses un licor/orujo (de albaricoque?) en Karimabad, Pakistán, cuando el alcohol se supone que está prohibido y como estaba tan malo lo mezclábamos con Tang de naranja,
o las 18 horas de viaje en autobús desde Gilgit a Rawalpindi con música pakistaní/india a tope,
o cuando nos bajamos del minibús en Islamabad, cinco días después del ataque a la Mezquita Roja, y aparecimos al lado de la entrada al sector G-6, donde estaba todo el meollo, aunque para calmar a la familia no pudimos pasar de allí, porque de repente nos cayó una tormenta tropical que no nos pudimos mover,
o de las pintas que teníamos y sin saber muy bien por qué, nos metieron los de Air Blue en Business Class de Islamabad a Dubai,
o del puto calor de Dubai en pleno verano y de cómo se me empañaban las gafas al salir de cualquier lado con aire acondicionado por los 20 o 25 grados de diferencia.

Dejo unas fotos:

Más fotos: Aquí

Bueno y eso es todo, el tiempo se me ha echado encima, y después de tres semanas y media por casa, mañana me vuelvo para Kazajstán, aunque sólo de pasada porque estaré de ruta por Kirguistán y, esperemos, Uzbekistán. Más a finales de agosto.